La
familia benedictina celebra hoy 21 de marzo, el Tránsito de San Benito de
Nursia, nuestro Fundador y Legislador. Es el tránsito de esta vida a la eterna,
es decir, paso de su vida mortal a la gloria de Dios. Vivió, como se asume
tradicionalmente, entre los años 480 y 547 y sin embargo aún está muy vivo en este
mundo en todos y cada uno de los que seguimos sus pasos en la vida monástica
que él legisló.
Nos
llena de alegría esta fiesta, porque vemos cómo la existencia terrena de
nuestro Padre en la
vida monástica llega
a su término
llena de frutos
de santidad y de
irradiación del Evangelio. San Benito que vivió enseñándonos que la única meta del
hombre es el Cielo. Este vivir para alcanzarlo, colma sus ansias y lo libera
del peso de lo material para entregarse al Amor de la Eternidad , Dios. Él, con
su ejemplo de vida manifestado a su vez en su Regla que a nosotros nos marca el
camino que conduce al Cielo, nos enseña
a entender lo que es esa “Meta”, y a desearla crecientemente a medida que lo
vamos experimentando ya en este mundo. Y si alguien lo ha deseado ardientemente,
ése, era él mismo.
S. Benito cumplió su tarea, la misión que un día en medio del
silencio de Subiaco, Dios le encomendó. Amado de Dios, en intimidad constante,
supo de su pronta partida. Avisó de su muerte a algunos de los suyos,
prohibiéndoles manifestar a todos la noticia para no entristecerlos
anticipadamente. Él mismo, seis días antes de su tránsito, mandó abrir su sepulcro. Quien vivía
inmerso en Dios y en las realidades sobrenaturales, no tenía miedo de la
muerte. Cuando se acercaba el momento de partida se hizo llevar por sus
discípulos a la Iglesia ,
donde confortado con el Cuerpo y Sangre de Cristo y sostenido entre los brazos
de sus hijos de religión, de pie con las manos extendidas hacia el Cielo, exhaló
el último aliento entre palabras de oración.
En el mismo día de su tránsito, dos de sus discípulos que se hallaban uno en el monasterio y otro lejos de él, tuvieron una misma e idéntica revelación. Vieron en efecto, un camino adornado de tapices y resplandeciente de innumerables lámparas, que por la parte de oriente, desde su monasterio, se dirigía derecho hasta el cielo. En la cumbre, un personaje de aspecto venerable y resplandeciente les preguntó si sabían qué era aquel camino que estaban contemplando. Ellos contestaron que lo ignoraban. Y entonces les dijo: "Este es el camino por el cual el amado del Señor Benito ha subido al cielo".
San Benito dejaba una Orden llena de vitalidad que será uno de los más sobresalientes medios para extender el Evangelio y la cultura. La herencia de San Benito llenará al mundo de esperanza.
A poco que pensemos nos damos cuenta de que la vida de los que triunfan del mundo y del mal, siguiendo los caminos del Señor, como lo hizo con heroísmo San Benito, no termina nunca sino que sigue en
Para comenzar a vivir y disfrutar esa vida ya de alguna
forma, aunque no en plenitud, debemos pedir
el desearlo con la mayor intensidad posible como él y como todos los santos lo
han pedido y deseado. Si no lo deseamos, difícilmente daremos pasos para
obtenerlo. Y, además de desearlo, como hemos dicho, debemos pedirlo también
sinceramente en la oración, porque avanzar por el camino del amor perfecto y
disfrutar de la felicidad eterna es un don de Dios. Pero, también debemos
trabajar con la ayuda de la gracia; si no lo trabajamos tampoco lo obtendremos. Debemos
trabajar espiritualmente para
llegar tanto como
nos sea posible a la plenitud del
amor evangélico y así poder participar de la gloria de Cristo. Lo tenemos
fácil: San Benito, en su Regla, nos enseña cómo debemos hacer este trabajo que
conduce a la plenitud.
Por eso hoy es el día de acercarnos a su memoria y en la plegaria le preguntamos qué tenemos que hacer para amar a Dios sobre todas las cosas y alcanzar
Con vosotros que visitáis nuestro Blog y nos reconocéis como hermanos,
unimos a la nuestra, vuestra acción de gracias, en esta Fiesta del Tránsito de
S. Benito, por este don de la llamada a seguir al Señor por distintos caminos
hacia la misma Meta, y le pedimos que Él, siga siendo la fuente donde sepamos
beber y encontremos cada día el coraje, para recorrer con Él, cada uno desde su
punto de partida, el camino que Él mismo marcó y recorrió.
Hna. MJP
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