6 de enero de 2019

Reflexión: LOS REYES MAGOS

      
       
           Hoy, como en Navidad, la luz está presente en la liturgia. El profeta Isaías en la Primera Lectura, en cierto sentido, profetiza lo que acontecerá en el Evangelio, pero, sobre todo, lo que ocurrirá cuando, finalmente, aparezca la fulgurante gloria del Señor que llevará a esa gloria a la humanidad. Esta es una “llama de luz viva” que iluminará nuestro camino y mantendrá nuestra esperanza en la larga noche del mundo. Un mundo que parece vivir constantemente en la noche, tanto que, para muchos, la vida se desenvuelve en las tinieblas, se distrae durante las noches inconsciente de que la vida tiene necesidad de la luz, de tal modo que se dice cuando uno nace: “se ha dado a luz”. Una pregunta que hoy nos debemos hacer es esta: “¿Vivo en la luz o en las tinieblas de la noche?”.
Hoy, sin embargo, recordamos la venida de Oriente de los Magos. Ellos buscan un niño y encuentran al Rey de reyes. Van guiados por una estrella y encuentran “la Estrella”, pero no donde está Herodes ya que es fuera de su presencia cuando de nuevo vuelven a ver la estrella que ilumina el camino que conduce al lugar donde está Cristo.
 ¿Qué nos puede enseñar esto?, pienso que quiere decir que aquel que vive consciente y voluntariamente en el mal no puede ver el justo camino que conduce a Jesús, mientras para el que elige y se propone vivir alejándose del mal, la estrella aparecerá siempre, antes o después, para indicarle el camino de la alegría que conduce a Dios. En verdad, esta estrella es Cristo: Camino, Verdad y Vida.
Volviendo a nuestros Magos, debemos decir que habían venido por un camino, pero regresan a su país por otro camino. El haber visto a Cristo ha producido en ellos un cambio de camino porque, después de haber visto a Jesús, después de haber comprendido quién era Jesús, vuelven ciertamente siendo mejores de lo que eran antes de ir. Es decir, también para nosotros hay dos caminos, un camino que conduce a la perdición y el otro lleva al Reino de Dios: el que conduce a Herodes es el más fácil, no necesita esfuerzos, y por lo que produce falsas y efímeras alegrías, porque lo que, como ya sabemos, lo que cuesta poco, vale poco. El camino de Cristo a veces cuesta mucho, sin embargo, lo que se recibe después, es una alegría grande y duradera.
Los Magos dieron regalos al pequeño Jesús; nosotros le damos a Él nuestra vida a fin de que en el transcurrir de nuestro tiempo siempre se nos dé la sabia luz de Su estrella.