8 de marzo de 2019

Cuaresma tiempo de conversión

 

El amor restablecido

            En la Cuaresma suena una palabra con insistencia: ¡conversión! ¿Qué significa esta palabra que martilleará nuestros oídos a lo largo del tiempo cuaresmal? Significa, ante todo, volver nuestros pasos hacia otra dirección. Si el pecado nos aleja de Dios, la conversión nos hace añorar su amor y contemplarle como la meta de nuestros pasos. “Sí, me levantaré y volveré junto a mi Padre”, es el inicio de la conversión del famoso hijo de la parábola y el primer sentimiento que debemos provocar y alimentar en este tiempo de Cuaresma. Pero ¿por qué queremos volver a la casa del Padre? ¿Cuál es nuestra intención más profunda? Conviene distinguir: “no es lo mismo conciencia de pecado que sentimiento de culpabilidad”. Esto es, no es lo mismo “arrepentirme de mis pecados” que "tener remordimiento de los mismos”. En la práctica nunca van disociados y en estado puro. Vamos a distinguir entre arrepentimiento y remordimiento para poder purificar nuestro corazón en nuestro deseo de volver a la casa del Padre. “Sí, me levantaré y volveré junto a mi Padre”.
Benedicto XVI