ISAAC EL
SIRIO Y SU INFLUENCIA EN DOSTOYEVSKI
Podemos advertir en el monaquismo sirio a
partir del siglo V un hecho no tan evidente en el monaquismo bizantino a latino
como es la gran cantidad de literatura monástica: Reglas, Cartas, Tratados.
Aunque se sabe poco de sus autores.
El monaquismo sirio es el fenómeno ascético-monástico que
geográficamente comprende desde Palestina-Líbano hasta la parte más oriental de
Mesopotamia. El sirio es un idioma semítico y es la que se utiliza en toda
Mesopotamia –y hasta la India-
sobre todo después de la segunda mitad del siglo V. Con las invasiones árabes
del siglo VI, será este idioma el que poco a poco sea utilizado por la
literatura cristiana hasta el siglo XII.
Las Iglesias de
tradición siria, leen la Sagrada Escritura
en dos versiones bíblicas; en lo que se refiere al Antiguo Testamento tenemos: Peshittá, traducción siria hecha a mitad
del siglo II; en cuanto al Nuevo Testamento: Diatessaron (sólo los Cautro Evangelios) en la segunda mitad del
siglo II. Diatessaron es una palabra
de origen griega. Es una versión única de los Cuatro Evangelios, pero es una
narración unitaria. Fue la versión litúrgica usada hasta el final del siglo V
por las Iglesias y monasterios sirios. Fue prohibido porque al ser una versión
muy antigua, contenía textos que no existían en los Evangelios canónicos, y S.
Efrén ha hecho un comentario al Diatessaron: El Señor dice en el
Evangelio: “donde hay uno en Mi Nombre, Yo estaré con él”. Los ermitaños tienen
el consuelo de saber que el Señor está con ellos. Sin embargo en los Evangelios
canónicos se lee: “Donde dos o tres están reunidos en Mi Nombre, allí estoy Yo
en medio de ellos” (Mt 18, 20).
Las Iglesias de idioma sirio se pueden dividir en dos grandes
grupos según su confesión cristiana: las Iglesias sirio-orientales que no
participan en el Concilio de Éfeso (431) y las Iglesias sirio-occidentales que
no acogen el Concilio de Calcedonia (451). Mas su espiritualidad es común
cuando dependen de la misma fuente, es decir, de la espiritualidad siria de los
primeros siglos. La literatura siria se ha perdido en gran parte debido a las
luchas dogmáticas de los siglos IV-V.
Al inicio del siglo IV, observamos en el ambiente sirio la
presencia de un movimiento ascético-monástico importante. Movimiento que está
más ligado a los anacoretas que a la vida cenobítica, aunque también se
encuentran testimonios arqueológicos de fines del Siglo IV que nos muestran la
existencia de cenobios, o al menos de grupos de ascetas. Los sirios son
comerciantes, habituados a moverse, a peregrinar, y practican voluntariamente
la xeniteia: hacerse extranjero, el
ir de un país a otro, para vivir allí la vida monástica. El monaquismo sirio
tomará como formas, algunas curiosas como son los estilitas, los reclusos… Sin
embargo a partir de S. Efrén (306-373) en el ámbito sirio será
más cenobítico.
II- ISAAC EL SIRIO
Isaac el Sirio o de
Nínive, nació en Bet Katraye. Susiana (Seleucia, la recordada y célebre Sodoma
bíblica, hoy en Irak) sobre la segunda mitad del siglo VII.
Era un eremita,
estudioso de las Sagradas Escrituras, que se dedicaba a enseñar a todos los que
se acercaban a él.
A Mar[1] Jorge el katholikós[2], dio vía libre a su
pariente Mar Gabriel Katraya, predicador de la Iglesia y se llevó a Mar
Isaac, a quien nombró obispo y para el que logró que se le asignara la Sede Episcopal de Nínive, junto
al río Tigris. Mas a los cincos meses renunció
a este ministerio pues no fue capaz de aguantar. Regresó a la soledad
después de obtener permiso del Papa, que le otorgó la dimisión. Mar Isaac se
retiró al monte Matut de Bet Huzaye con los monjes que vivían en aquel lugar[3].
Mar Isaac pasó a
continuación al monasterio de Rabban Shabur, en la actual Shushtar, al sur de
Irán. Las razones no son claras, pero parece ser que escandalizaba a sus
hermanos y a su Abad que eran bastantes más conservadores y por eso se cambió a
este monasterio. Se dedicó a la meditación y contemplación de las Sagradas
Escrituras. Hombre de gran ascesis[4] quedó ciego y fue un
discípulo quien tomaba nota por escrito
de su doctrina. Así nos han llegado cinco tomos de escritos que se conservaron
como alimento espiritual para los monjes de del desierto y la Iglesia de Oriente, ya que
trataban sobre la vida de los solitarios. Pero sus enseñanzas, por desgracia,
como la de otros Padres de Oriente, pasaron a Occidente en su parte más
externa, es decir, en sus formas penitentes las más de las veces vacías de
contenido.
Murió ya mayor y fue sepultado en el monasterio de Rabban
Shabur.
El estilo de este
autor no es siempre fácil. Se pueden ver frases sencillas, encadenadas una
después de la otra, al estilo de sentencias o proverbios bíblicos, pero también
hay otras partes más difíciles por el estilo y el contenido. En Isaac
observamos algo común entre los escritores sirios, como es el hecho de que es
un autor que ha escrito mucho y que ha tenido un gran éxito, y sin embargo,
gran parte de su biografía permanece en la oscuridad.
Isaac es un monje
que escribe para monjes, especialmente para los solitarios: anacoretas; los
instruye y les anima a ser fieles en su vida. La vida solitaria para él viene a
ser semejante a la resurrección, cuando el Solitario después de haber
perseverado en la soledad y en el hábito con los Libros, olvida el mundo e
incluso a sí mismo y tiene en la mente solamente, la grandeza de Dios y Su
gloria, y en el desprecio de sí mismo, se da cuenta hasta que alturas ha sido
elevado, su vida impulsada por el Espíritu Santo, procede de Dios y entonces se
llena de un asombro infinito, y nos dice que uno no puede acercarse a Dios sino
se aleja del mundo. Se refiere sine embargo, no a un alejamiento físico, sino
que es un tomar distancia de las pasiones y de los interese mundanos.
Nuestro monje, es
ante todo un asceta y un escritor espiritual que se nutre sobre todo de la Sagrada Escritura :
“La Escritura
es el alimento del solitario y de todo cristiano” nos dice. Cuando Isaac queda
ciego, sucede un hecho del que se habla mucho en la tradición monástica: El Espíritu
renueva en el corazón del monje, la memoria de las Santas Palabras de la Escritura. La
Sagrada Escritura será la fuente principal de Isaac, aunque también tendrá como
fuentes a autores precedentes como Basilio, Evagrio Póntico, Efrén, Juan el
Solitario…
Entre los temas preferidos de Isaac, predominan el misterio de
Dios, donde destaca Su amor paterno, y el misterio del hombre, una tríada
formada por espíritu-alma y cuerpo, cuyo centro es el corazón, la ascesis y la
vida espiritual. Tres temas merecen un especial interés:
La plegaria con la
distinción original entre plegaria de súplica, plegaria pura y
no-plegaria, que equivale a la unión
mística.
-La humildad, engendrada en el corazón humano o por el exacto
conocimiento de sus pecados o por la meditación de la humildad de Nuestro Señor
Jesucristo.
-La misericordia y compasión, que es el incendio del corazón
por toda criatura.
La exposición del pensamiento ninivita se completa con unas
páginas sobre la escatología, el punto quizás más difícil y conflictivo de
nuestro autor.
El camino del monje en el mundo, nos dice Isaac, es el camino
del retorno a Dios donde se libra una batalla contra el mal hasta la efusión de
sangre, para llegar a la vida eterna. Este camino ha sido ya trazado por la venida
de Cristo que nos ha revelado “la gran caridad de Dios”. Esta caridad ha sido
manifestada en Jesús. La búsqueda de Dios, va hacia la humillación, hacia el
Hombre humillado, en la comunión con Jesús. El solitario, por la lucha
espiritual y la mortificación, hace del mundo un crucifijo, imagen de la
expoliación necesaria para llegar a la pureza. Se necesita en este camino de
purificación, el trabajo, el cansancio, la perseverancia, y sobre todo, el
silencio, ya sea exterior, ya sea interior[5].
II.1- Legado y obras
Se le recuerda por sus
homilías espirituales sobre la vida interior. Sobreviven sus manuscritos en
siríaco y en árabe y algunas traducciones al griego que después se tradujeron
al ruso.
Isaac evitó escribir
sobre los tópicos en disputa de los debates teológicos de sus coetáneos. Se
enmarca dentro de la tradición mística de los santos orientales que enfatizaban
el valor del Espíritu Santo.
Su influencia en la literatura rusa es importante: en la
obra “Los hermanos Karamazov”, de Fiódor Dostoyevski, el personaje Smerdiakov
es un asiduo lector de Isaac. También es citado en el “Peregrino ruso” y varios
de sus escritos están incluidos en la “Fillocalia”.
A Isaac se le
reconoció pronto como maestro de vida ascética y sus obras gozaron de gran
éxito sobre todo en los ambientes monásticos de su Iglesia.
Sus obras fueron
traducidas a partir del siglo IX del siríaco al griego y al árabe, tras lo que
fueron muy apreciadas en otras Iglesias orientales, y más tarde en el mundo
eslavo y en los países latinos. Por tratarse de colecciones y discursos y no de
obras sistemáticas, resulta difícil saber si lo que ha llegado hasta nosotros
es la totalidad de su obra o sólo una parte de ella. La crítica moderna ha
agrupado sus escritos en tres amplias colecciones.
Con el título de Liber de contemplu mundi se reunieron
veinticinco sermones diferentes, arbitrariamente distribuidos en 53 capítulos.
La misma colección ha sido incluida en las Filocalias griega y eslava. Por este
camino, pasó a Rusia.
De sus obras
traducidas al griego en el siglo XVIII y publicadas por Nicéforo Theotoki en
1985, se ha editado en español, la siguiente obra:
-El don de la humildad: itinerario para la vida espiritual,
Sígueme, Salamanca 2007. ISBN 9788430116294.
III- ISAAC EL SIRIO Y DOSTOYEVSKI
Ya hemos apuntado anteriormente la influencia de Isaac en el
escritor ruso Dostoyevski (1821-1881) nacido en Moscú. Fue muy importante
también la importancia de la mediación de Dostoyevski para difundir el
pensamiento de Isaac el Sirio en Rusia y en Occidente. Así, muchos de los
principales puntos doctrinales del monje sirio, llegan a multitud de lectores y
a la vez han influido en importantes teólogos como Barth, Thurneysen y
Bonhoeffer por poner sólo algunos ejemplos.
Dostoyevski, retomó
de la obra de Isaac muchos puntos esenciales no sólo para los monjes, sino para
todos aquellos que al menos una vez en la vida han sufrido mucho y sin embargo
han encontrado sentido en su sufrir.
A través de los
personajes de sus obras, Dostoyevski hace al lector reflexionar sobre el
significado de la existencia del mal, del sufrimiento y de la muerte también de
muchas víctimas inocentes. Mas, al frente de todo esto, tiene personajes que
experimentan una profunda alegría en las circunstancias paradójicamente más
desesperadas cuando descubren hasta que punto los ama Dios y la belleza y la
plenitud de vivir.
Hay un momento
importante en la vida del autor ruso, el 28 de diciembre de 1865; está
registrada en sus apuntes dedicados ala tercera redacción de su novela “Crimen
y castigo”, y dice así:
IDEA DE LA NOVELA : 1) LA CONCEPCIÓN ORTODOXA ,
EN QUE CONSISTE LA ORTODOXIA
No se logra la felicidad en
una situación de comodidad. Es a través del sufrimiento que se llega a ella.
Esta es la ley de nuestro planeta, mas este conocimiento directo (soznanie),
percibido mediante el proceso vital, es
una alegría tan plena que se puede pagar con años de sufrimiento. El hombre no
nace para la felicidad. Conquista su felicidad, y siempre mediante el sufrimiento.
Aquí no hay ninguna injusticia, porque el conocimiento, directamente percibido
por el cuerpo y el espíritu…, se adquiere con la experiencia de los pros y los
contra, que es necesario experimentar sobre sí[6].
Esto lo escribe en un momento en el que ha
pasado él mismo por situaciones que le han causado mucho sufrimiento. El
fragmento de sus apuntes que acabamos de transcribir, concentra en pocas líneas
uno de los caminos indicados por los Padres de la Iglesia para realizar
dentro de sí, el Reino de Dios, o bien, una dimensión de plenitud y de alegría
iluminada por la gracia.
En los apuntes para
su obra “Los hermanos Karamazov”, el nombre más citado es el de Isaac el Sirio.
Las palabras a través de las cuales en sus apuntes del 28 de diciembre explica “en
que consiste la ortodoxia”, son una paráfrasis de un concepto que está
a la base de la concepción de Isaac:
Aflicciones, preocupaciones, tentaciones son parte de los dones que Dios
envía para preparar el camino… Nadie puede subir al cielo viviendo entre
comodidades. Sabemos a donde conduce el camino de las comodidades (1923, p.
280).
No
rechaces las tribulaciones porque por medio de ellas llegarás al conocimiento.
No temas las tentaciones porque en ellas encontrarás bienes preciosos (1923, p.
124).
Hasta
que el corazón no es humillado, no deja de divagar. La humildad levanta el
corazón… mientras el corazón se llena de alegría y de asombro y frecuentemente
el agradecimiento y la gratitud surgen en él (1923, p. 71-72)[7].
En “Crimen y castigo” aparece
el discurso de compasión y de perdón de uno de sus personajes –Marmeladov-
contraponiéndose al orgullo, rabia y rebeldía de Raskolnikov. Este discurso es
pronunciado por un hombre que está en el último peldaño de la escala social y
que por tanto, no goza ni de respeto ni
de credibilidad por parte de los demás. Mientras que Raskolnikov, enmascara sus
pensamientos más íntimos, Marmeladov, no esconde nada, aparece humilde y
desnudo, transparente en su sentido de culpa y en la vergüenza de su condición.
El secreto manifestado y que todos conocen es su condición y la de su hija
Sonia (que es prostituta). Y este conocimiento por parte de los demás, hace
sentirse a Marmeladov, como un pobre Cristo burlado y flagelado (él mismo
Marmeladov exclama: “Ecce Homo”, Jn 19, 5). Es este el personaje que no tiene
ya nada que esperar de los hombres y por esta misma razón, eleva los ojos a lo
alto en busca de ayuda y descubre un “secreto” revelado a los pobres y humildes
y escondido a los poderosos y justos” de
este mundo:
El perdonará a mi Sonia…
a todos juzgará y perdonará, a los buenos y malos, a los sabios y mansos. Y
cuando termine con todos, entonces nos dirá a nosotros: “¡Salid, vosotros
también! ¡Salid borrachos, salid vosotros los débiles, salid los viciosos!” Y
nosotros saldremos sin avergonzarnos, y estaremos delante a Él. Y nos dirá:
“¡Sois sucios! Con aspecto de animales y de su ralea; mas venid también
vosotros”. Los sabios objetarán, objetarán las personas de sentido común:
“¡Señor! ¿Por qué los acoges?”. Y Él responderá: “¿Por qué los acojo, oh
sabios, por qué los acojo oh, personas de sentido común? Porque ninguno de
ellos se creen dignos…” Y nos tenderá sus manos y os cerraremos los labios y
lloraremos… y comprenderemos todo… Señor, venga tu Reino[8].
Es importante subrayar que este discurso
hecho en una taberna por un hombre que se siente profundamente culpable e
indigno, es contenida la idea sostenida
por Isaac el Sirio en su discurso nº 90, que se apoya en citas evangélicas que
Dostoyevski sostiene indirectamente en este texto. Como es Lucas cuando habla
de las Bienaventuranzas (cuando dice Marmeladov que perdonará a todos; y Mateo
cuando escribe la segunda parte de la parábola de los obreros mandados a lo
viña: cuando se refiere a las objeciones de los justos). Lc 6, 35; Mt 20, 8-15.
Mas Isaac hace referencia explícita a estos pasajes evangélicos y lo hace en el
mismo orden:
Sé un mensajero de la bondad de Dios, porque Él cuida de ti que no eres
digno… No llames más a Dios justo porque David lo haya llamado justo y recto.
Su Hijo nos ha dejado claro que Él es bueno y amable porque dice: “Él es
benévolo hacia los malvados e ingratos” (Lc 6, 35). ¿Cómo llamarlo justo cuando
responde al trabajador y la jornalero: “Amigo, no soy injusto. Quiero dar también
a este último igual que a ti… ¿o quizás tu ojo es envidiosos porque soy bueno?”
(Mt 20, 13-15). ¿Cómo llamar a Dios justo, si consideramos la historia del hijo
pródigo?... ¿Cómo podría ejercer justicia Dios, cuando Cristo ha muerto por
nosotros pecadores? (1923, p. 239-240).
Isaac
insiste en el hecho de que Dios no es justo, o mejor dicho, que no sigue los
criterios de la justicia humana. En la edición rusa del texto de Isaac, que
traduce el texto griego, este discurso está al final del libro, después que el
recorrido de purificación descrito por el autor ha llegado a su cumplimiento y
se llega a una dimensión interior de alegría profunda y de inmenso amor.
Muchos
capítulos de los “Discursos ascéticos” de Isaac están dedicados a la vida
solitaria, a la oración continua, a la ascesis y a los ejercicios de los
monjes. Isaac toma también otro camino, aquel que es recorrido por muchos
personajes de Dostoyevski, desde Sonia a Mitja karamazov:
Feliz el hombre que conoce su debilidad, del confrontamiento de su propia debilidad conoce
hasta que punto es grande la ayuda prestada por Dios… no hay hombre que tenga
necesidad y pida y no sea humillado… Hasta que el corazón no es humillado no
cesa de divagar. La humildad levanta el corazón. Y apenas es humillado el
hombre, lo circunda y rodea la
Misericordia … Quien una vez haya conocido este momento, de
ahora en adelante tendrá la oración como un tesoro… Tanto más se acerca a Dios
con su pensamiento, tanto más se acerca Dios a él con sus dones y, por su gran humildad,
no le resta más su inhabitación en él (1923, p. 70-71).
En las novelas de Dostoyevski vemos
el modo del actuar de Dios que es a través de un doloroso conocimiento de la
debilidad y límites que perciben sus personajes en sí mismos, y que los despoja
de sus ilusiones. Esto es un motivo principal en las obras de Dostoyevski, este
proceso de purificación –como recuerdan los starcy
y los Padres de la Iglesia-
es por medio del sufrimiento, que hace morir al hombre viejo y a todos sus
deseos.
En
este sentido, es interesante el episodio de Markel, el joven mortalmente
enfermo en “Los hermanos Karamazov:
La vida es un paraíso y nosotros estamos en el paraíso, sólo que no queremos verlo… ¿De
qué sirve contar los días cuando basta uno solo para conocer la mayor felicidad
posible? Queridos míos, ¿de qué sirven los litigios, tener rencor el uno contra
el otro?... Amemos y alabemos, besemos y bendigamos nuestra vida… Estoy
llorando de alegría, no de dolor… ¿no me encuentro ya en un paraíso?[9].
En este texto encontramos un
elemento propio de la espiritualidad ortodoxa, donde se describe los métodos
que llevan a la realización del “Reino” en lo más interior de uno mismo. El
tono como el muchacho pronuncia su verdad, su palpitar de amor, su alegría en medio
del dolor y el sufrimiento, muestran una nueva forma de ver el mundo, a sí
mismo, a la vida.
Este modo de sentir también lo
expresa Isaac el Sirio cuando describe la experiencia del “Reino” en lo
profundo de uno mismo:
Cuando se llega al verdadero conocimiento, movidos por la percepción del
misterio de Dios se es consumado en el amor… Cuando escribía estas cosas, mis
dedos se paraban sobre el papel. No podía soportar la alegría que nacía en mi
corazón… El amor es hijo del conocimiento (1923, p. 288-289).
Se dice que el reino celeste es la
contemplación espiritual (duchovnoe sozercanie). Ésta
no se conquista a través de la fatiga del
pensamiento, pero puede ser gustada por la gracia. Hasta
que el hombre no se purifica a sí mismo no tiene la
fuerza suficiente ni siquiera para sentir
hablar. Si
llegas a la pureza del corazón… improvisadamente lograrás la visión espiritual…
Erige una estela y derrama aceite sobre ella y
encontrarás un tesoro dentro de ti (1923, p. 354).
El arrepentimiento es una segunda gracia: nace en el corazón de la fe y
del temor: El temor es la verga paterna que nos guía al paraíso espiritual.
Cuando llegamos allí, entonces nos deja y retrocede. El paraíso es el amor de
Dios… El amor es el Reino (Carstov)… El amor es suficiente para alimentar al
hombre en lugar del pan y las bebidas.
Este es el vino que alegra el corazón del hombre. Feliz quien ha bebido de este
vino (1923, p. 211).
La paz
habita en tu corazón y el cielo y la tierra estarán en paz contigo. Esfuérzate
en entrar en el tesoro que hay en ti y verás el Reino de los cielos, porque son
una misma e idéntica cosa, y, penetrando en uno, contemplará ambos. La escalera
del Reino de Dios está en ti… sumérgete profundamente en ti mismo y encontrarás
la escalera (1923, p. 8).
A un amor inmenso
que brota de la percepción del amor divino dentro de uno mismo, Isaac, dedica
un emocionante discurso capaz de abrazar
como si fuera un solo cuerpo, todo lo que vive, sin excluir a los seres
más desagradables y repugnantes:
Un corazón caritativo es
un corazón que arde de amor por toda la creación: por el hombre, los pájaros,
los demonios y todo lo que existe… a la vista de estos los ojos se llenan de
lágrimas por la fuerza del amor… (un corazón caritativo) ruega hasta por los
enemigos de la verdad y por aquellos que hacen el mal, también por los
reptiles, por la fuerza de una compasión que se vuelca en su corazón sin medida
(1923, p. 341).
Markel vive esta
experiencia no de un estéril sentimiento de culpa, sino de apertura a un
inmenso amor y a una gratitud sin límites cuando afirma “llorar d alegría no de
dolor.
A partir de este episodio, el sufrimiento adquiere significado.
El velo cae de los ojos, según Dostoyevski, así como según Isaac, dos caminos
son posibles: el camino del monje que se aleja
del mundo, o bien, el trauma causado de un sufrimiento que perfora y
deja humillado y desnudo de frente a sí mismo y a Dios. Es la condición de
Markel en sus últimas semanas.
A este estado de alegría
y plenitud espiritual, tienden todos los personajes principales de las obras de
Dostoyevski, incluso los más desesperados
culpables.
En el discurso del
starec Zósima, recordando el episodio de Markel, se ve claramente la influencia de Isaac el
Sirio:
Recuerda sobre todo que no puedes ser juez de nadie, Ya que no puede
existir sobre la tierra juez de un criminal, si el mismo juez no ha comprendido
primero que él mismo es culpable… Aunque esto parezca absurdo, esta es la
verdad. Pues si yo hubiese sido justo, quizás aquel criminal que ahora está
frente a mi no habría sido tal.
Hermanos,
no tengáis miedo del pecado de los hombres –afirma todavía Zósima- amad al
hombre también en su pecado, pues precisamente esta es la imagen del amor
divino y esla forma suprema del amor sobre la tierra.
¿Qué
es el infierno?... El sufrimiento de no ser capaz de amar… que el tormento no
está fuera, sino dentro de ellos. Pero si fuera posible liberarlos de eso,
pienso que su infelicidad sería todavía más amarga… ya que alimentarían en
ellos más fuerte que nunca la llama de la sed de un amor recíproco, activo y
reconocible, que de aquí en adelante es imposible[10].
CONCLUSIÓN
Isaac, monje del siglo VII, libre de su
ministerio episcopal y en la soledad, se dedica durante el tiempo que le queda
de vida (todavía bastante) al estudio de la Sagrada Escritura.
Las interpretaciones que nos ofrece, están plagadas de citas bíblicas que nos
revela todo el trabajo de una vida. Isaac sabe entresacar de la Biblia como nadie, el
inmenso potencial que se esconde tras sus páginas. La radicalidad que descubre
Isaac, resulta incómoda y desagradable a los bienpensantes, a los justos, a los
píos, igual que resulta desagradable a los mismos, el discurso del starec
Zósima escrito más de mil años después.
En las obras de Dostoyevski es fácil percibir la riqueza
espiritual que esconden y todo esto se debe a su talento y a sus experiencias
personales, así como a la asidua reflexión del escritor ruso sobre la Biblia filtrada a través
del pensamiento de los Padres de la
Iglesia orientales, sobre todo, de Isaac el Sirio.
La comunión que existe en el pensamiento de Isaac de los
primeros siglos del cristianismo y del escritor ruso sobre puntos fundamentales
de la teología, nos muestra el revolucionario mensaje de amor que aparece en la Biblia , entre Dios, el
cristo y los hombres –un sufrimiento muchas veces difícil y doloroso entre las
pospartes- sobre todo para aquellos que en cada momento de la historia, tienen
el valor de romper con una interpretación superficial de las Escrituras y
cierran los ojos a la dura realidad de la vida, para poder seguir acomodados en
sus vidas confortables.
El pensamiento de Isaac ha llegado gracias a Dostoyevski a
muchos hombres de nuestro tiempo y también a otros autores que luego lo han
difundido indirectamente como son Barth, Thurneysen y Bonhoeffer. Todos ellos
nos ofrecen el testimonio de una plena confianza en Dios y una gran y profunda
comprensión de los extractos más difíciles de la Escritura y no sólo
Bonhoeffer que estuvo y murió en el terrible campo de concentración de Auschwitz, o Dostoyevski en los sufrimientos
de su existencia, sino todos aquellos que en nuestros días ven o sufren duras
contradicciones, violencias, y la ceguedad que existe en nuestro mundo[11].
Hna. Marina Medina Postigo
[1] Mar o Maar: equivale al
Don, forma respetuosa en el trato a clérigos de la Iglesia de Oriente.
[2] Katholikós: Patriarca u
Obispo.
[3] Su sucesor, Mar Sabr’Isho,
siguió el mismo camino renunciando al ministerio episcopal para dedicarse a la
oración en el monasterio de Mar Shehim en Kurdistán.
[4] Comía sólo tres rebanadas
de pan a la semana y algunas legumbres crudas.
[5]Cf. Sabino Chiala, Dall’ascesi
eremitita alla misericordia infinita. Ricerche su Isaacco di Ninive e la sua
fortuna, Firenze 2000, p. 119-278; Cf. M.
NIn, Monachesimo Orientale. Fonti.
(Corso per i monaci cisterciensi 15-22/09/2008, Roma 2008, p. 8-14.
[6] F. Dostoyevski, Polnoe
sobrante socinennii v tridcati tomach, Nauka, Leningrad 1972-1988, T. 7, p.
150. La traducción al italiano es de
Simonetta Salvestroni y al español es mía.
[7] La edición a la que Salvestroni se refiere es Mystic Treatises of Isaac of Nineveh,
translated from Bedjan’s Syriac text by A. J. Wensinck, Amsterdam 1923.
[8] F. Dostoyevski, Prestuplenie
i nakazanie, T. 6, p. 21 (trad. It. Delitto
e castigo, Gl Garzanti, Milano 1969, p. 16. Y traducido al español por la
estudiante).
[9] F. Dostoyevski, Brat’ja Karamazovy, cit. T. 14, p. 262. (Tr. It. I
fratelli Karamazov, GL Garzanti, Milano, 1992, p. 400-40)1.
[11] Cf. S. Salvestroni, Isacco il Siro e
l’opera di Dostoevskij, Studia Monástica 44. Fasc.1 (2002) 45-56.
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