DEFINICIÓN
Mediante
la celebración litúrgica de la Iglesia y en la Iglesia, y través del tiempo,
cada año se conmemoran los principales acontecimientos de la vida de
Jesucristo, la intervención de Dios y su salvación en la historia del hombre.
Dios –En la Segunda Persona de la
Trinidad-- ha entrado en el tiempo del hombre y lo ha santificado. El hombre,
por tanto, celebra cada año, los acontecimientos de la salvación que trajo
Jesucristo.
Mediante el la celebración
litúrgica, por tanto, se actualiza el misterio de Cristo en el Tiempo; es
decir, la celebración y actualización de las etapas más importantes del
desarrollo del plan de salvación de Dios para el hombre. Es un camino de fe que
nos sumerge progresivamente en el misterio de la salvación y nos hace
espiritualmente contemporáneos de Jesucristo al porque se realiza así en
nosotros este plan divino de amor que apunta a que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento pleno de la verdad[1].
Es preciso que nos esforcemos por estudiar la Sta. Biblia que es la Historia de
la Salvación del hombre, para comprender en todo su sentido y la importancia
del Año Litúrgico en su caminar hacia el
Padre.
El eje sobre el cual se mueve el
Año Litúrgico es la Pascua. Por lo tanto la principal finalidad consiste en
acompañar gradualmente al hombre hacia una conformación auténtica de Cristo,
muerto y resucitado.
El Año Litúrgico no es un
calendario de fechas importantes, sino un camino de fe; camino que se ha de recorrer
como en "espiral", creciendo en la fe cada año, con cada
acontecimiento celebrado; creciendo en el amor a Dios y a los hermanos;
creciendo en seguir y parecerse cada vez más a Cristo hasta llegar a
configurarse con Él, -el hombre perfecto-.
Este
itinerario de fe, que nos acompaña en forma progresiva hacia la vivencia
auténtica de Cristo, tiene varias etapas:
- Una preparación en el Adviento, como tiempo de despertar
en la fe en vista del encuentro con el Señor.
- Una aceptación de Jesús Salvador en la
Navidad
y mayor conocimiento de Él, mediante el estudio y la meditación
orada.
- Una purificación personal durante la Cuaresma para llegar a la vivencia pascual de Cristo Muerto y Resucitado.
La celebración de la Pascua dura
cincuenta días, precedida por cuarenta días de preparación, -cuaresma-
terminando con la efusión del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés.
Estos son los llamados "tiempos fuertes" del Año Litúrgico.
Además hay otras treinta y cuatro semanas que constituyen el llamado Tiempo Ordinario. En este
tiempo no se celebra ningún aspecto concreto del misterio de Cristo, sino que
se procura profundizar el sentido del conjunto de la Historia de Salvación,
sobre todo, a través de una contemplación continua y fundamentalmente
cronológica del mensaje bíblico vivido en su desarrollo progresivo.
OTRAS FIESTAS LITÚRGICAS
En el Año
Litúrgico existen otras celebraciones mucho más conocidas por el pueblo y que
tienen su importancia aunque en forma secundaria respecto de las anteriores.
Son fiestas en las que se celebra a la Virgen María y a algunos santos de la
iglesia; están íntimamente relacionadas al misterio pascual: la Virgen María es
el fruto más espléndido de la Redención, y en los demás santos se proclama el misterio
pascual cumplido en ellos.
No son fiestas ajenas a Cristo o
que deforman la religiosidad del pueblo de Dios, sino que son ayuda para comprender
y vivir el misterio pascual de Cristo, por el cual ha llegado a nosotros la
salvación.
Cristo, al fundar la Iglesia, la
entregó a los apóstoles y a sus descendientes para que se preocuparan de su
crecimiento, dándoles los mismos poderes que el Padre le había otorgado a él: "Como
el Padre me envió, también yo os envío"[2]. Por eso, las
celebraciones litúrgicas que se dan en el transcurso de un año, no son de
institución inmediata de Cristo, sino fruto de su actuación por medio de la
Iglesia.
Ya desde un principio, la Iglesia
empezó a honrar la memoria de los cristianos que habían ofrecido la vida para
testimoniar su fidelidad a Cristo. Es por eso que teológicamente, el culto a
los mártires está relacionado con el Misterio Pascual de Cristo. San Jerónimo,
en el año 404 escribía: "Honramos las reliquias de los mártires para
adorar a Aquel de quien son mártires".
Hubo un proceso histórico para que el Año Litúrgico quedara
formado como ahora lo conocemos.
Cuando los Apóstoles comenzaron su
predicación, lo hicieron en torno a la Resurrección del Señor –la Pascua- este
acontecimiento histórico y trascendente: "Cristo, quien fue entregado
por nuestros pecados, y fue resucitado para nuestra justificación"
(Rom 4,25); era lo que los apóstoles anunciaban a la gente, junto con las
enseñanzas y vida de Jesús. La Pascua para los cristianos es fiesta no de un
día de la semana, sino de toda la vida.
Según datos históricos, la
celebración de la "Cena del Señor", que es la actualización del
Sacrificio de Cristo, era cotidiana para los primeros cristianos (Cf. Hch
2,42-46; 5,42), aunque también era semanal, que no coincide con el sábado de
los judíos, sino con el primer día de la semana, día de la Resurrección del
Señor (Cf. 1Cor 16,2; Hc 20,7).
Lo que antes se le denominó "Primer
Día de la Semana", luego se le llamó "Día del Señor" o
"Domingo" (Cf. Ap 1,10) En otros idiomas se le llama "Día
del Sol", esto es histórico también, pues se encuentra en el año 165, que
le llamaban así porque en la Creación, con el Sol se disipan las tinieblas,
igual que con la Resurrección de Jesús se disipan las tinieblas de la muerte.
La tercera etapa consiste en la
celebración anual de la Pascua. La primera pascua anual se celebró en Jerusalén
hacia el año 135. En Roma se inició esta celebración solemne unos treinta años
después.
Al final del siglo III, el día de
Pascua se prolonga con un período de cincuenta días. Como una fiesta tan grande
exigía una preparación, con una solemne Vigilia, Así como Pascua de preparación
el tiempo de Cuaresma
Anunciar y exaltar la Resurrección
del Señor, llevó a los primeros cristianos a una mejor comprensión del misterio
de la salvación: para llegar a la Pascua, era necesario toda una vida que tuvo
un inicio en el tiempo. Por lo que se comenzó a conmemorar en torno a la
Pascua, la fiesta de la Navidad –el nacimiento de Jesús-.
Las celebraciones de las fiestas
de Navidad y Epifanía, tuvieron sus orígenes en el siglo IV. Y, como sucedió
para la Pascua, se sintió la necesidad de un tiempo de preparación que se llamó
Adviento. Este período anterior a la fiesta de Navidad, aparece en Roma
a mediados del siglo VI.
Más adelante este tiempo de preparación se perfiló como un tiempo de espera,
como una celebración solemne a la esperanza cristiana abierta hacia el Adviento
último del Señor, al final de los tiempos.
Inicio del Año Litúrgico
|
4 domingos
|
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25 diciembre – 6 enero
|
2 domingos
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|
Domingo siguiente al 6 enero
|
1 domingo
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Lunes siguiente
|
5
a 9 semanas
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Miércoles de Ceniza
|
40
días
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Jueves Santo a Sábado Santo
|
3 días
|
|
Centro del Año Litúrgico
Domingo de Resurrección |
50
días
|
|
Siguiente domingo
|
1
semana
|
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Siguiente domingo
|
21
a 25 semanas
|
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Último Domingo Ordinario
|
Término
del Año Litúrgico
|
Hna. María José P
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